Por Verónica Lecaros
Lo que parecía ser una parada más del “Supercharged Worldwide” Tour se transformó en un evento inolvidable. The Offspring regresó a Chile con un espectáculo cargado de energía, himnos generacionales y una entrega total que dejó la vara altísima para el resto de los conciertos del año.
La jornada arrancó con Gufi, la icónica banda de pop punk chilena que marcó a toda una generación en los 2000. Con un set potente, lleno de éxitos como «Por ella» y «Paul», avivaron la nostalgia y prepararon el terreno para la explosión musical que vendría después.
Mientras el público esperaba impaciente el plato fuerte de la noche, las pantallas del Movistar Arena ofrecieron un entretenido intermedio con actividades interactivas. Desde una versión digital del clásico “Pepito paga doble”, pasando por videojuegos inspirados en canciones como «You’re Gonna Go Far, Kid», hasta una trivia que mantuvo la energía en alto. Hubo también momentos de euforia previa, como la tradicional ola antes del inicio del show principal.
Aproximadamente a las 21:20 horas, el estallido fue inminente. Dexter Holland, Noodles, Todd Morse, Brandon Pertzborn y Jonah Nimoy tomaron el escenario con «All I Want» de Ixnay on the Hombre (1997), seguida de «Come Out and Play» de Smash (1994). Desde el primer acorde, la euforia se apoderó de cada rincón del recinto, reafirmando la conexión única entre la banda y su público.
El setlist no dio tregua. Clásicos como «Pretty Fly (for a White Guy)», «The Kids Aren’t Alright» y «Self Esteem» fueron cantados a todo pulmón por los fanáticos que, sin duda, revivieron su adolescencia gracias a los hits que The Offspring ofreció en su concierto. También hubo espacio para sorpresas, como «Kick Him When He’s Down», canción que no habían tocado en seis años, así como momentos de tributo con versiones de Ramones y AC/DC.
El carisma de Noodles brilló durante toda la noche. No solo se encargó de animar al público con bromas y comentarios sobre la energía chilena, sino que además regaló espectaculares solos de guitarra que arrancaron ovaciones. «Chile tiene el mejor público del mundo», exclamó en más de una ocasión, desatando aún más la locura de los fanáticos, pese a que se trató de lugares comunes que han repetido a lo largo de su “Supercharged Worldwide Tour”.
La interacción con la audiencia fue un elemento clave de la noche. Dexter Holland se tomó momentos para agradecer la fidelidad de sus seguidores, recordando que siempre han sentido a Chile como uno de los mejores públicos que han tenido. También recordaron su última visita al Movistar Arena el 14 de marzo de 2020, fecha especial ya que se trató de uno de los últimos conciertos que se realizaron antes del inicio de la pandemia por COVID-19, fortaleciendo un vínculo con sus fanáticos chilenos que se remonta a su primer show en nuestro país, en 1997, con la gira de Ixnay on the Hombre.
El público acompañó con una energía imparable, saltando y coreando cada canción con una intensidad que no decayó en ningún momento. «Why Don’t You Get a Job?» se convirtió en un gigantesco karaoke acompañado de pelotas gigantes de plástico que el equipo de la banda lanzó a la cancha, mientras que «Gotta Get Away» y «Bad Habit» apelaron a la nostalgia y demostraron la vigencia de sus himnos.
El sonido de la banda fue impecable, demostrando la calidad musical que han preservado con los años. Brandon Pertzborn brilló en la batería con su potencia y precisión, mientras que Todd Morse y Jonah Nimoy completaron la base rítmica con una solidez impresionante.
El cierre fue apoteósico. Tras un encore que incluyó «You’re Gonna Go Far, Kid» y «Self Esteem», la banda cerró una de las noches más memorables del año para sus fanáticos. Con un show electrizante, un público entregado y un repertorio que equilibró nostalgia y adrenalina, The Offspring reafirmó su estatus de leyenda en Chile y dejó claro que el punk rock sigue más vivo que nunca. Para muchos, esta no fue solo una noche más de concierto, sino una jornada que quedará marcada en la memoria de todos los presentes.
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